Durante esta etapa, las necesidades nutricionales se asocian
directamente con los cambios en la composición corporal. Existen ciertos
nutrientes que son críticos en esta etapa y deben formar parte de la
alimentación diaria.
A los adolescentes se los debe orientar correctamente en cuanto a la
selección de alimentos, la cual debe incluir variedad de los mismos,
para no incurrir en carencias.
La educación alimentaria es muy importante, puesto que a esta edad
comienzan a jugar un papel fundamental los medios de comunicación que
promueven el consumo de la llamada “comida chatarra” y también modelos
de imagen corporal que no se adecuan a un real modelo saludable.
Existen a esta edad ciertas tendencias, modas y costumbres que no siempre son las adecuadas.
En relación a la alimentación, los adolescentes suelen tener una mayor
tendencia a pasar por alto las comidas; sobre todo el desayuno y la
merienda y algunos el almuerzo, acostumbran a ingerir refrigerios,
sobre todo dulces, poseen un consumo inadecuado de comidas rápidas y más
que nada en las mujeres hay una predisposición a seguir dietas
desequilibradas.
Se los debe aconsejar y planificar con ellos el plan alimentario
saludable, tratando que comprendan cual es la importancia, no para el
momento actual, sino para el futuro y el resto de su vida. En esa
planificación entran en juego los profesionales pero también la familia
responsable de la alimentación.
Los estudios demuestran que los cambios de conducta alimentaria logrados
durante esta etapa de la vida, son lo que se pueden llegar a perpetuar
en la vida adulta.
En la alimentación del adolescente debemos trata de:
- Incluir todo tipo de alimentos y preparaciones simples, los
condimentos adecuados, pocas frituras y métodos de cocción mas
saludables(horno, hervido, vapor, a la plancha)
- Realizar una buena selección de carnes magras (vacuna, pescado,
pollo), vegetales y frutas (al menos un plato de vegetales crudos y 2
frutas al día)
- Evitar la monotonía, ya que puede producir deficiencias nutricionales y también inapetencia por “hastío organoléptico”
- Lograr un buen aporte diario de calcio y fósforo, mediante leche y
derivados (queso, yogur, postres) y de hierro a través de carnes y
legumbres, combinados con un cítrico (ej. Tomate).
- Elegir grasas de buena calidad (aceites, frutos secos) y reducir la saturada (manteca, grasa, crema, lácteos enteros).
- Limitar en consumo de bebidas gaseosas azucaradas y jugos artificiales, y preferir siempre el agua.
- Aumentar el consumo de fibra a través de los cereales integrales,
frutas enteras con su cascara, vegetales crudos, legumbres, pan o
galletitas integrales.
- Crear buenos hábitos alimentarios desde edades tempranas para que
persistan durante toda la vida, mediante educación alimentaria, logrando
así prevenir enfermedades.
Licenciada en Nutricion Ana M. Diangelo